sábado, 9 de diciembre de 2017

Trump y su última estupidez

 


Con Donald Trump, el sistema capitalista, muy bien representado en el imperio norteamericano, se ha despojado de la careta y ahora aparece ante el mundo tal cual es, sin la hipocresía y las apariencias de cordero y benefactor que hasta ahora han pretendido mostrar, aunque a decir verdad, ni el más ingenuo de los mortales se lo creía a estas alturas. La depredadora y despiadada conducta del capitalismo, que incita a enriquecerse a costa de lo que sea y de quien sea, siguiendo la máxima de que el fin justifica los medios, tiene en Trump un  buen abanderado que ha venido poniendo y ratificado ahora que el poder y la barbarie siempre desprecian, oprimen y exterminan. Con la reciente decisión del magnate-presidente de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel parece no darse cuenta que ha encendido la mecha de una bomba, cuya detonación tendrá efectos difíciles de imaginar siquiera. Jerusalén, ciudad santa, y más palestina que de nadie más, donde perviven  varias religiones como la musulmana, cristiana y hebrea, por siglos ha sido tenida por capital de Palestina y siempre codiciada por Israel, que alega derechos que no tiene, porque han partido de disposiciones adoptadas desde fuera. Un espaldarazo ha dado Trump a Isdrael. Y con esta acción probablemente esté provocando un alud que, cual bola de nieve, le venga encima. No es más que otra de sus muchas idioteces.

 

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