El lugarteniente general Antonio Maceo y
Grajales, luego de su fructífera campaña militar en Pinar del Río, donde libró
combates de relieve como Las Taironas, Río Hondo, Cacarajícara, Ceja del Negro
y otros, burló por mar, en un pequeño bote, la fortificada trocha de Mariel a
Majana, donde el Gobernador español había concentrado fuertes contingentes de
soldados con el propósito de impedir, y si fuere posible aniquilar, al temido
líder mambí, pero el tiro otra vez entonces le salió por la culata. El recio y
astuto general criollo a punto estuvo de capturar al mismísimo representante de
la corona ibérica en las montañas pinareñas, con lo cual probablemente hubiese terminado la contienda a favor de las fuerzas
cubanas, más pronto puso el ilustrísimo ibérico pies en polvorosa hacia lugar
seguro. Una vez en territorio habanero, Maceo se puso al frente de contingentes
mambises del territorio, y con la osadía que le caracterizaba se aproximó a la
capital de la Isla con el propósito de poner en jaque a las nutridas y bien
armadas columnas españolas, mas, en San Pedro, Bauta, cuando se encontraba
acampado, fue sorprendido por tropas enemigas, que no le dieron posibilidad de
maniobra, y como suele suceder, quienes se expusieron decenas de veces en
grandes batallas, caen en acciones de poca envergadura. Junto al Titán también
entregó valerosamente su vida su joven ayudante Panchito Gómez Toro el 7 de
diciembre de 1896 para ambos quedar eternamente en el altar de la Patria.
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