Mueve a risa
realmente el hecho de que el Gobierno de Estados Unidos, encabezado por el
desatinado Donald Trump, ofreciera ayuda humanitaria a Venezuela. Y es que
asombra este ofrecimiento cuando ha sido el propio imperio el que con sus
severas medidas contra el país bolivariano le ha creado
dificultades económicas. La respuesta de la Cancillería venezolana se
encargó de desmontar la patraña norteamericana dirigida a desacreditar a la
Revolución bolivariana y a su valeroso pueblo. Le exhortó a prestar ayuda a
Puerto Rico, país que hasta ahora tienen como colonia, y al cual dan la espalda
en momentos en que la isla fue devastada por el huracán Irma y se agravaron drásticamente
sus dificultades económicas y financieras que eran ya bien difíciles. Nada, que
Trump quiere una vez más congraciarse ante el mundo dándoselas de benefactor de
Venezuela, cuando no hace en Puerto Rico lo que le corresponde por obligación.
Pero el magnate presidente no engaña, ni engañará a nadie.
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