jueves, 3 de agosto de 2017

Revolucionario y antimperialista cabal



Acabamos de releer el  volumen de la autora Adys Cupull Reyes, titulado Julio Antonio Mella  en los mexicanos basado sobre todo en elocuentes testimonios de compañeros del mártir antiimperialista cubano en la etapa en que, exiliado, permaneció en el hermano país azteca, desde 1926 hasta el 10 de enero de 1929, fecha en que fue vilmente asesinado por orden del sátrapa Gerardo Machado. Es un libro que recomendamos especialmente a los jóvenes, de manera que puedan enriquecer sus conocimientos de la fecunda historia de esta pequeña Isla del Caribe, que ha dado, y sin dudas seguirá dando, hijos de talla universal. Mella es –siempre en presente—el joven revolucionario cubano que comprendió los males del imperio y luchó contra ellos, sin importarle los riesgos. Comunista convencido, simpatizó abiertamente con el entonces joven Estado Soviético, promovió la lucha de los estudiantes y de la clase trabajadora por sus derechos,  fundó la Federación Estudiantil Universitaria y  la Universidad Popular José Martí, creó, junto a Carlos Baliño, el primer Partido Comunista de Cuba, en 1925 y, tras ser apresado  y con las pretensiones del régimen de Machado de asesinarlo, se declaró en huelga de hambre que solo concluyó al ser liberado por la enorme  expresión de  solidaridad promovida en Cuba y en otros países de América. Tenazmente perseguido tuvo que salir del país y en México encontró amigos y compañeros revolucionarios que le acogieron.  Continuó su lucha contra el imperio y a favor de los obreros y estudiantes, publicó en Alma Máter, El Machete, El tren Blindado y otros órganos. Es realmente admirable la actividad de Mella en México. Su asesinato motivó gran conmoción y la inmediata respuesta de estudiantes, trabajadores y afiliados y dirigentes del Partido.  Sus cenizas fueron trasladadas a Cuba en 1933, a capa y espada  resguardadas a costa del sacrificio de muchos patriotas mexicanos y cubanos, entre ellos de Juan Marinello, quien las preservó hasta el triunfo de la Revolución, y hoy descansan en el Memorial Mella, al pie de la escalinata de la Universidad de La Habana, donde los estudiantes y el pueblo pueden rendirle permanente tributo.

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