Desde el pico de una montaña, en el torrente de un río, en
el seno de su pueblo, o entre niños, lo que más lo conmovía, quizá, la imagen
de Fidel, siempre inmenso, imperecederamente presente. No quiso que se le
hiciesen estatuas, ni bustos. La sencillez le caracterizó siempre y eso lo hace
más grande. Con una capacidad increíble de interpretar el mundo, de prever y de
lucha incesante por el mejoramiento humano, es reconocido mundialmente por amigos
y respetado por adversarios. Revolucionario y comunista consecuente, ha estado
permanentemente en la primera línea de combate, enarbolado las ideas de Martí y Bolívar y estudiado a
fondo el marxismo-leninismo. Ha hecho de Cuba un bastión del socialismo, la
resistencia, la solidaridad y el patriotismo, que ha alcanzado propósitos
impensables y en cada uno de los triunfos de la Isla está su sabiduría y enseñanzas.
Hoy los cubanos somos libres e independientes y ello nos llena de orgullo y nos
compromete a continuar engrandeciendo la Patria a la que se consagró siempre y continuara
batallando por ella.
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