Cuando Cristóbal Colón descubrió Guanahaní (pequeña isla de Bahamas, bautizada como San Salvador por el Gran Almirante) el 12 de octubre
de 1492, la primera de nuestras tierras
americanas, no podía imaginar en toda su magnitud, los males que la conquista
acarrearía para las florecientes civilizaciones, entre ellas la maya, inca y
azteca, que fueron destruidas, saqueadas, y diezmados o esclavizados sus habitantes, a quienes se
les quemaban sus ídolos y se les imponía
la religión cristiana. Aun hoy causa pavor los desmanes que contra los
verdaderos dueños de estas tierras cometieron
conquistadores como Hernán Cortés, Francisco Pizarro y otros, quienes
con sus caballos, armaduras y armamento no cesaban de masacrar a los aborígenes
que preferían morir en defensa de su tierra y sus familias. A continuación un
fragmento de la imprecación de un indio a un guerrero español: ladrón, como zorro, como tortuga cobarde. No es valor
pelear ocultando el cuerpo. Descubre tu pecho y entonces veremos que alma el
Sol templó mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario