Volvemos hoy a comentar sobre nuestra pelota. Cierto es que
estamos bien lejos de los tiempos en que había que contar con el equipo Cuba. Nombres de la etapa de oro de
nuestro pasatiempo nacional sobran. Pero no se trata ahora de vivir de esos
recuerdos, sino de hacer lo necesario para volver a hacernos sentir en la arena
internacional. Solo si se logra la masividad y se trabaja duro con los muchachos
desde edades tempranas: si son descubiertos los prospectos que a centenares hay
en nuestra beisbolera Isla y se pone en función de su preparación la
experiencia de muchos excelentes veteranos, apasionados de este deporte, vamos
a ir ocupando planos de mayor nivel y rigor. En la presente Serie Nacional,
algo que de momento puede mermar la calidad del espectáculo, a la postre dará
frutos, sin dudas. Es el elevado número de novatos en todos los equipos. Sangre
joven con deseos de jugar. A menudo apreciamos jugadas espectaculares, al nivel del mejor béisbol del mundo. Falta mucho
terreno por andar. Muchos de estos recién incorporados son lanzadores. Escasean
los que sobrepasan las 90 millas en sus lanzamientos, de ahí que destacará el
más inteligente: el que sepa mover mejor la bola, conozca bien a cada bateador
y qué lanzamiento le hace daño. Un pitcher con poco control por lo general
pierde más ¿Por qué insistir en el mismo
lanzamiento si se sabe que el bateador, preparado para él, generalmente logra
conectar. Frecuentemente vemos cómo, casi es una norma ya, el lanzador tira la bola por el centro del
home porque sabe que casi nunca le tiran al primer strike, en tanto por lo
general le tiran al segundo lanzamiento que viene fuera de zona. En esto
también tienen que pensar los mánager. En fin, hay mucho por aprender. Recordar
siempre que base ganada, posición que debe ser bien preservada. Regalar out al
final puede costar el juego.
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