El esfuerzo que ha venido haciendo el país para producir
frutas, vegetales y condimentos en las áreas colindantes con las ciudades, e
incluso dentro de estas, como es el caso de los organopónicos, en lo que ha
tomado el nombre de Agricultura Urbana, Suburbana y familiar, da ya excelentes
resultados, que se aprecian de manera destacada en la mesa de los cubanos. Es
un empeño que data ya de varios años de dedicación, fomento y apoyo por parte
del Estado y de muchos organismos implicados. Sobresale en ello la experiencia
de miles de trabajadores, técnicos y especialistas en la materia y la visión de
la Dirección del País que, tempranamente, comprendió la importancia de aprovechar hasta
el último pedazo de tierra apto para producir alimentos esenciales para el
pueblo. Una prueba de ello es – como informa el Periódico Granma—que todas las
provincias recibieron evaluación de bien en esta actividad y que ya en lo que
va de este 2017 se han producido más de 326 000 toneladas de hortalizas y
condimentos frescos en este tipo de agricultura y otros resultados importantes.
Muy bien por la idea, y mejor aun por el éxito.
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