martes, 24 de febrero de 2015

La más gloriosa obra de Martí

La llevaba en el alma. Desde niño sufrió como suyos los atropellos a los esclavos y la ignominia de la colonización. La Guerra de Independencia iniciada por Céspedes el 10 de Octubre de l868 le avivó sus ansias libertarias, en unión de Mendive, su maestro, y Fermín Valdés Domínguez, su entrañable amigo. Diez años de lucha no consiguieron la deseada independencia del yugo español. El acto glorioso la Protesta de Baraguá protagonizada por Maceo, fortaleció en el ánimo de los cubanos la voluntad de continuar la lucha. Vino la tregua fecunda, etapa en la que José Martí se entregó por entero a organizar la Guerra Necesaria y para ello creó en 1892 el Partido Revolucionario Cubano, magistral órgano de información y unidad. Organizó a los bisoños y futuros soldados (los pinos nuevos) y acudió a la pléyade de aguerridos combatientes de la epopeya anterior. A Máximo Gómez lo convocó a de nuevo encabezar el Ejército Libertador. No le ofreció nada, solo la probable ingratitud de los hombres. A Maceo también logró regresarlo a la lucha. Y así, el 24 de febrero de 1895, se reinicia la gesta emancipadora. En su carta a Manuel Mercado, el Apóstol le expresa que ya está todos los días en peligro de entregar su vida. Lo siente como una necesidad. Y lo asume. Cae en Dos Rios, de cara al Sol. Muchos le han criticado este acto supremo, mas está claro que ello le ha valido para realzar su grandeza.

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